“El Centro Cultural Recoleta es un mamarracho”
14 Enero 2019
Así definió el arquitecto Jacques Bedel, la nueva fachada del emblemático Centro Cultural Recoleta, que la semana pasada fue inaugurado por Horacio Rodríguez Larreta. Bedel es uno de los responsables de la edificación y se mostró muy molesto por la nueva imagen del CCR.
El jueves 10 de enero el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizó la reapertura del Centro Cultural Recoleta, que tendrá instalaciones más amplias y nuevas tecnologías para los más jóvenes.
Sin embargo, lo que llamó más la atención fue la modificación de su fachada, algo que no gustó en lo más mínimo a uno de los arquitectos responsables de la edificación, quien no dudó en calificarlo de mamarracho y afirmó que parecía un circo y no un centro cultural.
Jacques Bedel aseguró a un matutino: "Me parece el mamarracho más grande que vi en mi vida. Esto se hizo hace 40 años y se suponía que era un centro cultural, no un circo. No un centro de diversión payasística. Violar un edificio de esa forma no es ser actual. No pasa por ahí. La principal razón de ser, cuando se hizo, fue permitir que la gente del interior expusiera sus obras. Se ha desvirtuado esa primera idea. Es una afrenta. Lo transformaron en un circo con burbujas de champagne”.
La polémica reconfiguración de la fachada fue responsabilidad del diseñador Yaia (Julio Cesar Battistelli), famoso en el ambiente del diseño por sus trabajos para marcas de zapatillas.
Quizá por este curriculum es que la Ciudad lo convocó, teniendo en cuenta que la intención de la administración de Rodríguez Larreta fue darle un perfil juvenil al centro cultural. Según confesó Yaia, para su particular intervención tomó ideas de canciones de grupos como Los Palmeras, Red y Babasónicos.
Bedel, quien ideó y ejecutó la obra junto a Clorindo Testa y Luis Benedit, remarcó que "nadie" lo consultó sobre la intervención a la fachada y que lo único que hubo fue un encuentro hace cuatro años. Además aseguró que " al ser patrimonioo protegido de la Ciudad, debería haber habido un concurso".
En medio del vértigo de obra pública que vive de forma constante la ciudad de Buenos Aires, la (para muchos innecesaria) la reforma del Recoleta llevó más de un año y la inversión de 114 millones de pesos.