La honestidad, en pausa por motivos de agenda
04 Noviembre 2025
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Periodista en AdnCiudad.com
Manuel Adorni había sido tajante, su candidatura a legislador porteño no sería testimonial. “Sería una estafa al electorado”, aseguró, marcando distancia de esas viejas costumbres políticas que, según él, encarnaba el kirchnerismo. Pero todo cambió cuando el presidente Javier Milei lo designó Jefe de Gabinete nacional. El hombre que se presentaba como ejemplo de coherencia terminó haciendo exactamente lo que prometió no hacer.
Y no está solo en el club de los “yo no, pero sí”. Diego Santilli, que también había hecho campaña indignado contra las candidaturas testimoniales, decidió no asumir como diputado provincial para convertirse en Ministro del Interior. El salto al poder, al parecer, tiene mejor vista que la banca.
Ambos casos rozan el absurdo, los dirigentes que hicieron de la crítica moral su bandera, repiten ahora la misma práctica que usaban como símbolo del engaño. Lo que ayer era “una estafa al votante”, hoy se disfraza de “compromiso con la gestión”. Todo depende del sillón que se ocupe.
Mientras tanto, los votantes, esos que supuestamente iban a tener representación, se quedan con el discurso vacío y la sensación de déjà vu. Porque la “nueva política” parece cada vez más parecida a la vieja, solo que con mejores redes sociales y un manual de excusas más moderno.
Adorni decía que las candidaturas testimoniales eran un fraude. Santilli también. Lo bueno es que, al menos, ya tienen experiencia en reconocerlo.